Cinco científicas de cinco continentes que han combatido la desnutrición

Cinco científicas de cinco continentes que han combatido la desnutrición

Cinco mujeres, cinco historias y un mismo propósito: combatir la pobreza y la desnutrición.

A pesar de haber nacido en diferentes lugares y épocas, todas han sido testigos de la vulnerabilidad humana y han transformado su inteligencia en una herramienta de cambio. Descubre cómo sus acciones están marcando la diferencia en el mundo... ¡Empecemos!

Harriette Chick.

Si te gusta abrir el grifo y que salga agua potable, agradéceselo a científicas como Harriette Chick. Nació en 1874 en Inglaterra. Siguió una carrera científica y consiguió, no sin dificultades, entrar en el Instituto Lister, donde realizó sus principales investigaciones. Entre otras cosas, Chick averiguó cómo calcular la cantidad de desinfectante óptima para potabilizar el agua.

La Primera Guerra Mundial cambió las prioridades científicas de Chick, que empezó a interesarse por la mala salud que afectaba a la población. Se centró en la relación entre distintas enfermedades y la desnutrición. Por ejemplo, demostró que el raquitismo se debía únicamente a deficiencias nutritivas, que podían paliarse mediante la ingesta de ciertas vitaminas y tomando el sol.

Kamala Sohonie.

En 1912 nació Kamala Sohonie, la primera mujer india que consiguió un doctorado en ciencia.  No lo tuvo fácil. Tanto su padre como su hermano eran científicos del Instituto Indio de Ciencias (IIS), pero a ella le denegaron la entrada al Instituto por ser mujer. Tras mucho insistir, la admitieron con la condición de no distraer al resto de investigadores hombres. A partir de entonces, su carrera científica despegó, llegando a trabajar en diversas universidades prestigiosas.

Sohonie consiguió disminuir la desnutrición de los más pobres de su país al investigar los valores y carencias nutricionales de tres grupos de alimentos que eran muy consumidos: las leguminosas, el néctar de palma y la harina de arroz. Entre otras cosas, recomendó añadir néctar de palma a los productos lácteos, lo que tuvo unos efectos muy positivos en la salud de la población.

Evangelina Villegas Moreno.

Evangelina Villegas Moreno nació en México en el año 1924. A pesar de que por aquel entonces las mujeres mexicanas lo tenían muy difícil para estudiar una carrera científica, se licenció en química y biología. Hizo su doctorado en Estados Unidos y regresó a su país para trabajar en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo. Fue la primera mujer galardonada con el premio Mundial de la Alimentación.

En muchos países dependen del maíz como cultivo básico. Sin embargo, este maíz tradicional no tenía la proporción adecuada de proteínas para favorecer el crecimiento y el desarrollo saludables de niños y adultos. Villegas creó un maíz transgénico más rico en proteínas que podía satisfacer mejor las necesidades nutricionales, reduciendo así el riesgo de desnutrición en todo el mundo.

María Andrade.

María Andrade nació en 1958 en Cabo Verde pero, al terminar el instituto, se mudó a Arizona, donde se graduó y se sacó un máster en genética de plantas. Hizo un doctorado en la Universidad Estatal de Carolina del Norte sobre cultivo de plantas y regresó al continente africano para mejorar la nutrición de la gente.

En concreto, se ha hecho conocida por su investigación sobre los cultivos tolerantes a la sequía. Al igual que Villegas, en 2016 ganó el premio Mundial de la Alimentación por su desarrollo de las batatas de pulpa anaranjada. Esta variedad puede crecer con agua limitada y es rica en vitamina A, por lo que su trabajo ha ayudado a reducir la deficiencia de esta vitamina en regiones áridas del África subsahariana. Teniendo en cuenta que el déficit de vitamina A puede provocar ceguera total e incluso la muerte, es entendible que le dieran el premio.

Robyn Gwen Alders.

Robyn Gwen creció en una granja de Australia y se convirtió en la primera veterinaria en ser nombrada Oficial de la Orden de Australia. Se licenció en la universidad de Sídney y se sacó un doctorado sobre inmunología del embarazo en la Universidad Nacional de Australia.

En especial, Gwen es una científica muy reconocida por su trabajo en seguridad alimentaria. Por ejemplo, ha conseguido mejorar la salud de las aves de corral en los países en vías de desarrollo. Su trabajo ayuda en especial a las mujeres sin recursos que consiguen sobrevivir gracias a la carne y huevos que les proporcionan estos animales. En 2012 se publicó un documental sobre su labor.

 

Un legado de ciencia, sostenibilidad y compromiso con el futuro.

El legado de estas cinco mujeres demuestra que la ciencia y la innovación pueden transformar el mundo, garantizando una alimentación más accesible, nutritiva y sostenible para todos. Su trabajo no solo ha mejorado la vida de millones de personas, sino que también nos recuerda la importancia de adoptar prácticas responsables en cada ámbito de nuestra sociedad.

Desde Biosphere, promovemos iniciativas que fomentan un desarrollo sostenible, alineado con los valores que han impulsado estas científicas, como son el de proteger los recursos naturales, fortalecer la seguridad alimentaria y apostar por soluciones que respeten tanto al planeta como a las comunidades. Siguiendo su ejemplo, cada uno de nosotros puede contribuir a un futuro más justo y equilibrado, donde el progreso vaya siempre de la mano con la sostenibilidad.

 

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