Botsuana es un destino emblemático de safaris y naturaleza, pero está evolucionando hacia un modelo de turismo sostenible y cultural. Esta transformación busca distribuir los beneficios turísticos de manera más equitativa y ofrecer nuevas oportunidades a las comunidades locales. Un cambio clave es el empoderamiento de las mujeres rurales, quienes ahora lideran iniciativas de artesanía, guiado turístico y gastronomía. Descubre cómo el turismo comunitario está generando un impacto positivo en la sociedad y la economía de Botsuana.
Del turismo de safari al turismo cultural.
Botsuana es conocida por su impresionante riqueza natural. En el norte del país, el río Okavango no tiene salida al mar y se desvanece en la arena del desierto del Kalahari, creando un paisaje único que atrae a un sinfín de especies salvajes. Este ecosistema, considerado uno de los más fascinantes del mundo, ha convertido al país en un destino emblemático del turismo de naturaleza y safaris.
Los seres humanos no somos la excepción y también nos sentimos atraídos por este paraíso natural. Durante muchos años, Botsuana ha apostado por un modelo de turismo de alto coste y bajo volumen, basado principalmente en safaris de lujo en el Delta del Okavango. Sin embargo, este enfoque ha generado desigualdades y desafíos económicos para las comunidades locales.
A pesar de la popularidad del turismo de safari, la industria turística de Botsuana está en un momento de transición hacia un turismo más sostenible e inclusivo. El gobierno ha reconocido que este modelo, aunque rentable, no está generando los beneficios esperados para la población local. Muchos de los ingresos generados por el turismo acaban en manos de grandes empresas extranjeras y se repatrían fuera del país, especialmente hacia Sudáfrica.
Además, la concentración de la actividad turística en el norte ha dejado al margen a gran parte de la población, limitando las oportunidades económicas en otras regiones. También se han producido conflictos sociales debido al desplazamiento de comunidades indígenas para la creación de parques nacionales y zonas protegidas. Como resultado, el turismo de safari no ha proporcionado un desarrollo verdaderamente sostenible e inclusivo.
Para abordar estos problemas, el gobierno de Botsuana ha desarrollado una nueva política que fomenta el turismo cultural comunitario, una alternativa que permite distribuir los beneficios del turismo de manera más equitativa. Este enfoque busca diversificar la oferta turística, promoviendo experiencias auténticas en diferentes regiones del país.
A lo largo de Botsuana, se están potenciando pequeñas industrias de artesanía, cerámica, tejidos pintados a mano, escultura en acero y arte en vidrio, productos que pueden convertirse en un gran atractivo para los turistas internacionales. Además, muchos pueblos han comenzado a preservar y exhibir su patrimonio cultural, como el pueblo de Manyana, que alberga uno de los pocos ejemplos de arte rupestre prehistórico en el sureste de Botsuana. En este mismo pueblo, los visitantes pueden sumergirse en la cultura local a través de su arquitectura tradicional, su artesanía y su gastronomía autóctona.
El empoderamiento de las mujeres rurales.
Este tipo de turismo comunitario y sostenible ofrece a las poblaciones locales la oportunidad de combatir la pobreza y desarrollar emprendimientos propios, especialmente a un grupo social históricamente más vulnerable, las mujeres rurales.
En muchos grupos étnicos de Botsuana, la propiedad de la tierra ha sido tradicionalmente exclusiva de los hombres. Las madres solteras enfrentan discriminación y, al casarse, las mujeres suelen perder cualquier derecho sobre la propiedad. Aunque el país ha avanzado en políticas de igualdad de género, muchas aldeas siguen arraigadas a costumbres que dificultan el acceso de las mujeres a oportunidades económicas.
Gracias a la nueva política de fomento del turismo cultural, cada vez más mujeres están logrando independencia económica mediante la gestión de negocios propios, especialmente en sectores como la artesanía, la gastronomía local y el turismo experiencial.
Para hacernos una idea de cómo han evolucionado las cosas en este país, si damos una mirada hacia el pasado reciente de este país, llama la atención un estudio publicado en 2014 que recogió los testimonios de once mujeres que entonces, habían logrado mejorar su calidad de vida gracias al turismo sostenible. Muchas de ellas eran madres solteras o tenían esposos que no podían trabajar.
Todas las entrevistadas destacaron cómo el turismo les permitió generar ingresos, enviar a sus hijos a la escuela y ganar autonomía:
“Mi vida ha cambiado. Con mi proyecto de alfarería pude enviar a mis tres hijos a un colegio privado y todos han aprobado. Mi hija mayor ha terminado la carrera en la Universidad de Botsuana y estoy orgullosa de ella y de mí misma. Estuve casada y me divorcié, así que tuve que criar a mis hijos sola. Me siento fuerte e independiente.”
“Me siento capacitada. No estoy casada. Ahora no me interesan los hombres... Puedo decir que mi trabajo es como mi marido, mi padre y mi madre."
“Guío a turistas y soy la primera mujer que trabaja como guía en mi comunidad de Manyana. Me siento muy bien conmigo misma. Las mujeres también deberían agruparse, formar clubes y organizaciones relacionadas con el turismo cultural para beneficiarse del turismo.”
Durante estos años, gracias a diversos proyectos y programas, muchas mujeres han logrado romper con la dependencia económica, adquirir tierras, construir viviendas y garantizar la educación de sus hijos. Para muchas de ellas, el turismo ha sido la vía para alcanzar un empoderamiento real y duradero.
Desde la realización de este estudio han pasado poco más de diez años y, aún hoy, este proceso continúa. Botsuana se encuentra en una fase de transformación, no solo pasando de un turismo de lujo a un turismo más accesible y equitativo, sino también avanzando hacia una sociedad más inclusiva e igualitaria.
Turismo, sostenibilidad y Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El cambio de modelo turístico en Botsuana no solo impulsa la economía local, sino que también contribuye al cumplimiento de diversos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Su impacto se refleja especialmente en los siguientes ámbitos:
- Fin de la pobreza (ODS 1): la diversificación del turismo crea nuevas oportunidades económicas para las comunidades rurales.
- Igualdad de género (ODS 5): se fomenta la independencia económica de las mujeres y su participación activa en la sociedad.
- Trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8): se generan empleos sostenibles en el sector turístico, beneficiando a la población local.
- Reducción de las desigualdades (ODS 10): los ingresos generados por el turismo se distribuyen de manera más equitativa, llegando a zonas antes marginadas.
- Producción y consumo responsables (ODS 12): se impulsa el uso de productos locales y la adopción de prácticas sostenibles en la industria turística.
- Vida de ecosistemas terrestres (ODS 15): la diversificación de actividades turísticas ayuda a reducir la presión sobre los ecosistemas naturales.
Botsuana es un ejemplo de cómo el turismo sostenible puede impulsar la equidad social, fortalecer la economía local y preservar la identidad cultural. A medida que el país avanza en esta transformación, demuestra que es posible desarrollar una industria turística que beneficie tanto a los viajeros como a las comunidades locales, asegurando un futuro más justo y sostenible para todos.