¿Alguna vez has hecho el ejercicio de ponerte en la piel de una persona ciega? Si ya nos parece complicado tener que desarrollar las actividades cotidianas sin el sentido de la vista, imagina salir de viaje.
Resulta que este colectivo tiene menos probabilidades de dejar su zona de confort durante las vacaciones que otras personas con otras discapacidades.
Para empezar, no pueden conducir un coche, así que no les queda de otra que usar el transporte público si quieren viajar solas. Al hacerlo, se encuentran con muchas barreras, como la dificultad para oír los anuncios por audio, moverse en zonas muy congestionadas o encontrar el autobús adecuado. El miedo a perderse información es una de sus principales causas de ansiedad cuando viajan.
Reducir las desigualdades, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Cada vez más, vemos que el transporte público se va adaptando a personas con discapacidad, como las que utilizan sillas de ruedas. Se sustituyen escaleras por rampas, se crean espacios reservados para estas personas y se educa al personal acerca de sus necesidades.
Sin embargo, a veces se nos olvida que las discapacidades son variadas y, al igual que hay personas que necesitan sillas de ruedas, también hay personas que necesitan un perro guía. La pregunta es ¿están los medios de transporte adaptándose al uso de perros guía?
Hay muchos estudios que detallan los beneficios de los perros guía para las personas ciegas. Incrementan su independencia y movilidad, les dan más seguridad en sí mismos y una compañía muy valiosa. Por eso, muchos optan por la ayuda de estos animales bien entrenados. Aun así, tener un perro guía no está exento de responsabilidades y retos, pues la presencia del perro puede aumentar la discriminación y las barreras que se encuentran en la sociedad.
A partir de un estudio llevado a cabo en Reino Unido a 27 personas ciegas con perros guía, extraemos los siguientes resultados de sus experiencias acerca de los retos que se encuentraban los entrevistados al salir de viaje.
Denegación de servicios
En Reino Unido existe una ley que prohíbe a los taxis denegar el servicio a las personas que viajen con un perro guía, a no ser que el conductor tenga un certificado médico que los justifique. Sin embargo, en la práctica esto no se cumple, pues la inmensa mayoría de los entrevistados contaron que a menudo se les denegaba este servicio.
"Llamé para pedir un taxi, dije lo de siempre, y la mujer me dijo: 'Oh, no, no podemos darle un taxi, el conductor no acepta un perro guía'. Y yo le dije: 'Estás infringiendo la ley', 'Bueno, no me importa, el conductor no aceptará un perro'. Realmente, haría cualquier cosa para evitar usar un taxi".
"Solía usar Uber antes, cuando conseguí mi perro guía, me di cuenta de que el perro es un problema el 75% de las veces. El conductor de Uber se para, ve al perro, cancela y se va”.
Falta de formación del personal
El conocimiento que tenga el personal de los servicios de transporte sobre los perros guía puede ser determinante en la experiencia de la persona ciega. Por desgracia, en las entrevistas fueron muy comunes las historias que resaltaban la formación inadecuada del personal.
"No paraban de decirme que no tenía los papeles en regla para llevar al perro. Pero cuando les pregunté qué documentación necesitaba, no supieron decírmelo".
"La mayor carga y el mayor inconveniente para viajar es el personal del aeropuerto, que no está debidamente formado. Llegas al mostrador y te dicen: 'Oh, nunca he visto un perro guía, iré a consultarlo con mi supervisor' y desaparecen, dejándote allí de pie".
Reservas online
Con frecuencia, el acceso a los servicios no está adaptado a las personas que van acompañadas de un perro guía. Muchos de los entrevistados se quejaron de lo difícil que es hacer reservas online.
"Lo peor es reservar el perro guía, porque puedes entrar en Internet y reservar el viaje para ti y tu pareja, pero nadie tiene un proceso de reserva en línea para un perro guía. Así que tienes que llamarles por teléfono y decírselo. Tardas al menos media hora más".
El bienestar del perro
Los participantes también señalaron deficiencias en cuanto a la comprensión de las necesidades de bienestar de los perros. En concreto, señalaron la falta de espacios para que los perros puedan hacer sus necesidades.
"La aerolínea se inventa algunas normas que están fuera de lo razonable. Así, por ejemplo, KLM nos preguntó en el aeropuerto de Ámsterdam, volando al aeropuerto de London City, si teníamos un pañal para el perro... ¡un pañal!".